viernes, 4 de octubre de 2024

Comunión del espíritu con el Espíritu Santo

 


   Cuando Dios nos creó, fuimos dotados con un espíritu libre en elección, para elegir entre el bien y el mal, en seguir el propósito de Dios o seguir nuestro propio camino.


   El ser humano es la obra maestra de Dios, hecho a su imagen y semejanza, capaz de elegir, desde lo más profundo de su corazón, si seguir o no la voluntad de Dios.

 

   Cuando Dios creó al hombre, no lo hizo como un simple robot obediente, programado para que lo adorara a Él de forma automática y  programada. Dios en su soberanía asumió el riesgo de darnos el libre albedrío, para que nuestra elección de amarle y obedecerlo sea de manera espontánea,  sincera, fiel y justa por lo que Dios es,  y no impuesta a la fuerza por ser Él su creador. La razón más grande, pura y valiosa es que el hombre al decidir obedecer los mandatos de Dios, el hombre simplemente está demostrando que es un ser hecho a imagen y semejanza de Dios,  que cree en el amor, la justicia y la verdad,  en la paz y en todo lo grande con lo que el hombre pueda soñar; en que no está en este mundo como producto de la casualidad,  sino que reconoce que es una criatura creada con un propósito y que ese creador se ocupa de ella y de todas sus necesidades.


   Dios en su gran misericordia, para cumplir con su propósito, diseñó un maravilloso mecanismo para atraer la voluntad del hombre hacia Él, y fue que su Espíritu Santo morase en nuestro cuerpo, junto a nuestro espíritu para servirle de consejero y guiar al hombre en la toma de decisiones saludables, no impuestas sino que la decisión final es del mismo hombre si sigue o no lo aconsejado por el Espíritu Santo. Es por ello que es absolutamente absurdo cuando una persona alega que si decide seguir a Cristo es decidir perder su libertad de pensar y actuar, cuando en verdad la decisión siempre sale del mismo corazón de la persona que razonadamente por fe reconoce que las enseñanzas de Jesús, por cualquier lado en que se le miren, no pretenden cortar su libertad, sino que son para conducir por el camino correcto, de bien para toda la humanidad, y no es  más que ciertamente conocer el significado del propósito de Dios para humanidad. 

Si creer que ser libre es poder tomar cualquier decisión sin importar las consecuencias; libertad a veces para decidir a ciegas bien o mal?, libertad para convertirse en esclavo de malos hábitos y acciones?.

 Ahora, que diferente es tener plena libertad para decidir seguir la consejería divina que nos abre los ojos para rechazar lo malo y escoger lo mejor, en vivir de verdad la verdadera libertad  y no morir; en agradar a Dios.


   No hay palabras para definir la gloria de Dios, solo en humildad puedo decir que para mi todo lo que Dios ha  previsto en su santo y sano propósito para cada una de nuestras vidas, si se cumple, Dios se llena de gloria y nosotros somos glorificados por Él.


    "Pero el Consolador, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que yo les he dicho." Juan 14.26

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OM