"Soy hijo de Dios. Dios es mi Padre; el cielo es mi hogar; cada día que pasa es un día más cerca... Jesús, mi Salvador, es mi hermano; todo cristiano es mi hermano también."
Repitámoslo constantemente como primera cosa al levantarnos, cada vez que la mente esté desocupada; pidamos que se nos ayude a vivir como quienes sabemos que todo esto es total y absolutamente cierto.
¿Me recuerdo a mi mismo diariamente el privilegio que es mío como hijo de Dios?
¿Pienso a diario acerca del amor de Dios hacia mi?
¿Trato a Dios como mi Padre que está en los cielos, amándolo, honrándolo y obedeciéndolo, buscando y deseando su comunión, y tratando de agradarle en todo, como querría cualquier padre humano que hiciese su hijo?
Este es el secreto de la vida cristiana, y de la vida que honra a Dios.
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"El Conocimiento del Dios Santo", J.I.Packer
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